Curar con la mirada

Lo difícil es hablar de sentimientos

Qué difícil es comunicar, especialmente cuando hablamos de sentimientos. Lo que ocurre es que la comunicación siempre lleva implícito sentimientos, especialmente en algunos entornos. 

Soy de la opinión que todos los trabajos tienen importancia y hay que hacerlos bien, con cariño, con respeto y por supuesto sintiéndonos respetados, pero qué duda cabe que algunos son especialmente sensibles en la comunicación

Lo bonito de agradecer

Me siento muy bien cuando quien me atiende, sea en el supermercado, en una tienda o en cualquier otro lugar , lo hace con una sonrisa, un saludo, un “gracias”… no cuesta tanto pero es curioso que ahora es lo excepcional.

Yo incluso he tomado el hábito de cuando alguien me trata especialmente bien, dedico unos minutos de mi vida a agradecérselo, bien escribiéndole un mensaje de agradecimiento (la última vez que pedí una hoja para hacerlo, no les quedaban: “casi no se usan” me dijeron) o al menos hablándole a esa persona o a su superior de lo extraordinario del trato para que tenga un refuerzo positivo y siga con esa actitud. Al fin y al cabo, sólo se trata de eso, de actitud. 

Los profesionales de la salud

Pues bien, voy a explicar el porqué de estas palabras: a los profesionales sanitarios casi se nos exige la actitud y las habilidades comunicacionales. No es fácil: tenemos días malos como todo el mundo, problemas, algunos días hijos enfermos que dejamos en casa pero no dejamos unos segundos de tener en la cabeza…. además no nos enseñan nada al respecto en la facultad, nos lanzan al mundo profesional sin conocer habilidades que efectivamente se van adquiriendo, pero algunas se pueden aprender y luego mejorar con la experiencia.

Todos aprendemos con la experiencia

Recuerdo la primera vez que detecté una patología grave a una paciente en urgencias del hospital donde hacía la residencia: pasé angustia. Lo sospechaba, al explorarla lo imaginé y me lo confirmó la prueba de imagen. Era residente de primer año, sólo llevaba unas cuantas guardias así que lo primero que hice fue revisar quienes eran los adjuntos de guardia y buscar a alguien que me pudiera ayudar: respiré cuando vi quién estaba en la planta, lo conocía desde hacía poco tiempo pero por su mirada y su forma de hablar, sabía que  me comprendería y me auxiliaría, y así fue. 

Él le comunicó la noticia a la paciente delante de mí , yo asentía, me hacía la fuerte pero me apretaba la garganta… no podía ponerme a llorar delante de ella…desde entonces a ahora he estudiado mucho para ayudar en esos momentos y he aprendido mucho más con la experiencia.

Reconozco que me entusiasma hablar con mis pacientes aunque algunas conversaciones sean especialmente difíciles, pero ahora sí me siento segura. Y cuando hace unos días me dijeron esas palabras: “usted cura con la mirada”, se me removió el cuerpo. Se lo agradecí muy sinceramente. 

Nosotros también necesitamos que nos miren a los ojos y nos hablen con el corazón.  

Dedicatoria

Dedicado a una persona especial, un paciente de esos que te hacen estar a gusto en la consulta a pesar de tener que darle información de su salud que nadie querría dar ni recibir. De esas personas que me ha llegado al corazón.

Él recibía todo desde la calma, venía a verme para que fuera yo quien le explicara, me decía que prefería que fuera yo… por eso cuando se nos fue, para mi también fue como si me arrancaran un trocito.

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